Flores de María

INVOCACIÓ INICIAL

V/ Dios mío, (+) ven en mi auxilio
R/ Señor, date prisa en socorrerme.

V/ Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/ Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

ACTO DE CONTRICCIÓN

Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión: por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS

Bellísima y habilísima Jardinera, aquí tenéis a vuestros pies un corazón convertido por sus culpas en bosque lleno de espinas y abrojos, donde tienen sus madrigueras y hacen sus crías las pasiones más feas y vergonzosas: a vuestras órdenes están millares de operarios pendientes de vuestros labios, que esperan les mandéis arrancar de él todo lo malo y todo lo vicioso, y sembrar y plantar lo santo, lo bueno y lo virtuoso.

Yo os entrego, yo os doy el terreno de mi alma; mandad, Señora del mundo, mandad, Reina de los Angeles, y será transformado en un paraíso de delicias para Vos y vuestro Hijo; mandadlo, y vuestras órdenes serán fielmente ejecutadas. Yo os prometo que cooperaré a mi conversión con santos propósitos y firmes resoluciones; mas ¡ay! éstas serán estériles si Vos no las fecundizáis. Yo soy una tierra árida, seca, consumida y abrasada por los ardores de mi concupiscencia; en vuestras manos están las llaves de aquella fuente cristalina y pura cerrada por mis culpas… abridla, y los favores y las gracias y los dones del cielo correrán a torrentes sobre mí. Yo soy un huerto sin muros abierto a todas las ilusiones del ángel malo, al mundo y a sus vanidades. Yo os constituyo su guardiana, protegedle y amparadle.

Vos, oh amabilísima Hortelana, me pedís durante todo este mes flores y yerbas aromáticas, ramilletes, guirnaldas y coronas, ¡ay de mí! En mi alma no hay otra cosa que confusión, desorden, vergüenza, espinas y un bosque desarreglado.

Señora, ordenadle, cultivadle, sembrad en él la semilla de todas las virtudes; plantad en él esas flores que buscáis, ponedlas en orden según sus especies. Aquí estoy, vuestra propiedad soy, no me opondré, no resistiré, sino que cooperaré a la obra santa que en estos días, dedicados a vuestra gloria y al bien de mi alma, Vos os proponéis hacer; principiadla, perfeccionadla y acabadla. Yo os ofrezco estos ejercicios a honra vuestra y a la gloria de vuestro Hijo. Amén

DÍA 1

I – La Rosa
Reconocemos y proclamamos a la rosa por la reina de las flores. Le toca la corona por derecho de naturaleza.

Reúne en sí las más bellas cualidades de una flor. Es bella y hermosa, es de una fragancia suave, agradable y deleitable en sus especies: tiene la variedad de colores: brota en el rosal con una abundancia portentosa; se sostiene en todas las estaciones del año, y en su cultivo es fácil, no es delicada, resiste a los fríos del mismo modo que a los rigores y ardores del sol; se salva en el campo y en los jardines, y aunque reviente entre las afiladas y erizadas espinas del rosal, éstas no la ofenden.

Por todas estas propiedades que la distinguen, merece la pongamos en el centro de todos nuestros ramilletes, y la reconozcamos por reina de todas las flores del mes de mayo.

II – Las virtudes teologales, fe, esperanza y caridad

LA CARIDAD
 En el jardín de la Iglesia todas las virtudes, las naturales, las sobrenaturales, las infusas, las adquiridas, las intelectuales, las morales, las cardinales, las teologales, todas a voz unánime han proclamado por su reina a la caridad.
¿Qué es la caridad? ¿por qué es la reina de las virtudes?
La caridad es una virtud infusa en el alma, mediante la que amamos a Dios con toda la plenitud de nuestros afectos por ser El quien es bondad suma, y a nuestros prójimos como a nosotros mismos.
La caridad trae consigo todas las virtudes infusas, la gracia santificante y los siete dones del Espíritu Santo; y donde ella va la siguen todas éstas. Corresponde a esta virtud el don de sabiduría.

María excedió en caridad a todos los hombres y a todos los Angeles juntos, y por esto fue exaltada sobre todos ellos.

III – La rosa a María
Busca en el jardín de tu alma esta excelentísima flor. Sin ella no te recibirán en la Iglesia triunfante.
¿Tienes la caridad verdadera? míralo bien: si la tienes, coge esta flor, y ponla hoy en las manos de María: ella la ofrecerá a Dios, y el rosal queda desde hoy a los cuidados de
tan diestra jardinera.
¿Y si no la tienes? Plántala, y cuida produzca sus flores a sus tiempos, dirígete a María y dile:

ORACIÓN
Señora, Yo os ofrezco esta rosa; simboliza mi amor para con Dios y mis prójimos. Yo me comprometo a amar con toda la fuerza de mi corazón a Dios, a mí mismo por Dios, a mis prójimos como a mí mismo, y a todas las cosas por Dios, y a Dios sobre todas ellas.

[CORONILLA]

DÍA 2

I. La rosa del mes de mayo
Se divide la rosa en varias especies. La que florece en el mayo, y es propia de esta estación, es la que reúne en sí más cualidades de una verdadera flor. Fragancia, belleza, abundancia y variedad.

II. La caridad: amor de Dios
Dice la ley, amarás a Dios de todo tu corazón, de toda tu alma y con la plenitud de todas tus fuerzas.

¿Qué cosa es este amor?… Busquemos en el jardín de Dios esta fragantísima y hermosísima flor. El amor está en Dios como un fuego inmenso en su propio foco y elemento. Con el amor con que el Padre ama al Hijo, el Hijo nos ama a nosotros y con este mismo amor nosotros hemos de corresponder.

Hemos de amar a Dios, porque es infinitamente amable… y todo cuanto se ama sin Dios, fuera de Dios, sin respeto a Dios y contra Dios, es un amor impuro. Siendo el amor de Dios la causa de cuanto amamos con amor puro y el móvil de todas las acciones buenas, no puede la caridad, en orden a este su primer objeto, ser mejor representada que por la reina de la flores, la rosa del mes de mayo. La bondad suma de Dios y su inmensa belleza atrae, eleva y roba todos los afectos del corazón humano con la suavísima fragancia de sus infinitas perfecciones y atributos.

III. El amor de Dios en María
María, asistida por la gracia y dones del Espíritu Santo desde su inmaculada concepción, amó con tal intensidad a Dios, que atrajo a su seno virginal con la fragancia suave y pura de esta flor mística al mismo Hijo de Dios, y el Hijo del Eterno no vaciló, aunque hija de Adán prevaricador, en tomarla por Madre.

IV. La rosa de olor a María
Nuestro corazón está fabricado para amar, y para amar un objeto infinito, inmenso y eterno, que reúne en sí cuantas perfecciones puede concebir nuestro débil entendimiento.

El amor de Dios ¿está en el jardín de tu alma?
Piénsalo bien: busca el rosal que brota en mayo, llenando de suave olor toda la comarca. Busca bien este rosal, ¿está en ti?… Míralo bien… Si no le hallares, aún tienes tiempo: marcha a María tu jardinera, y dile que le ponga, que le plante, que le riegue y que le cuide.
¿Amas? ¿qué amas? Donde está el amor, está el corazón; donde está el corazón, está toda la plenitud y fuerza de tus afectos; donde están éstos, está tu alma toda, tus pensamientos, tus potencias y sentidos. ¿Amas a Dios de todo tu corazón? Mira que sin este amor no puedes entrar en el cielo.

PRESENTACIÓN DE LA ROSA A MARÍA
Señora: Recibid en vuestras manos un ramillete de rosas del mes de mayo: aceptadle, es mi amor para con Dios mi Señor. Desde hoy, postrado al pie de este altar, yo os prometo, sí, lo tengo resuelto, amar con todos mis afectos a Dios. Yo me complazco de que Dios sea quien es, sumamente bueno… Sin él, y fuera de él, nada quiero amar. Yo quiero lo que Dios quiere, yo aborrezco lo que Dios aborrece; la voluntad de Dios será la mía de hoy en adelante: así yo lo propongo.

[CORONILLA]

DÍA 3

I. Rosa guirnalda
Entre otras muchas especies de rosas que en esta estación embellecen nuestros jardines, es una la rosa guirnalda. Es pequeñita, es verdad, pero encierra en su capullo ciento cincuenta hojas, y explota en ramilletes de veinte y más flores juntas, y se nos presenta este rosal adornado con tal abundancia de ramilletes, que sorprende y roba la vista del que le contempla.

Pero le falta el olor y no puede tenerse de por sí; pero si se le presenta un círculo y cuidadosamente se le da dirección, le va llenando, y nos ofrece una magnífica y hermosa guirnalda adornada con millares de rosas.

II. El amor hacia los prójimos
El amor de nosotros mismos y de los prójimos es producido por el amor de Dios, depende de éste y procede de aquí. El rosal guirnalda, no pudiendo subsistir ni tenerse en pie por sí solo, corre el círculo del amor verdadero, puro, santo, casto, cual es el que está en Dios, y procede de Dios hacia nosotros, y de aquí se extiende, dentro del mismo círculo, hacia nuestros semejantes y a cuantas cosas están a nuestra vista, y a nuestro servicio y uso.

Amamos en nosotros aquello mismo que Dios ama; y lo que Dios ama en nosotros es la formación de su imagen. Nos amamos con el mismo amor con que Dios nos ama, y con este mismo amor se nos manda amar a nuestros prójimos, y cuantas cosas se nos presentan amables.

¿Amas a Dios con el mismo amor con que Dios se ama a sí mismo?
Si tu amor no es puro como lo es en su propio elemento, será impuro cuanto amarás: no te amarás a ti mismo, y perdida la regla y la forma del amor, tampoco amarás con amor
puro y santo a tus prójimos, y a las cosas que están a tu servicio, y serás impuro.

III. Amor de los prójimos en María
Al amor de María debe el mundo su salvación. Nos vio perdidos, buscó un salvador y le encontró, y nos le ofreció sacrificado sobre el ara de la cruz; y en este sacrificio ella quiso ser con su Hijo nuestra corredentora.
Por este amor mereció el título de Madre común de todos los vivientes.

IV. La rosa guirnalda a María
¿Tienes en orden el amor de ti mismo y de cuantas cosas se mueven alrededor de ti? Medítalo bien.

Si quieres orden en el amor hacia las criaturas, ordena tu amor para con Dios. Si amas alguna cosa sin orden a Dios, sin Dios, fuera de Dios, y contra las órdenes de Dios, ese amor es una pasión que destruye tus rosales todos.

Busca el rosal y los ramilletes de la rosa guirnalda, y si no le hallas, harás lo que los demás días: sin perder tiempo marcha a encontrar a la hermosa y amable jardinera, y pídele plante ese rosal; y tú coopera, ayúdala con santas resoluciones y buenos propósitos y dile…

Presentación de la rosa guirnalda a María
Señora: Yo me obligo, yo me comprometo, yo propongo amar bien, esto es, amar lo que la ley me manda amar.

Yo quiero amar lo que en mí y en mis prójimos, y en las cosas que están a mi uso y servicio, Dios ama, y nada más. Lo que Dios ama, yo amo; lo que Dios aborrece, yo aborrezco en mí, en mis prójimos y en todas las demás criaturas.

Aceptad, Señora, esta mi ofrenda, y presentadla a vuestro Hijo, fortificad y proporcionad mis propósitos y resoluciones. 

[CORONILLA]

DÍA 4

I. La yerba buena o yerba sana, y la rosa sin olor
Lo que llamamos yerba buena es uno de los adornos de nuestros jardines y huertas. Es verdad, no tiene otras cualidades que su color verde, su perpetuidad, su gran multiplicación al borde de los arroyos, y además, su gran fragancia cuando se toca, se divide y se pisa. Tiene, además, varias virtudes y propiedades para el servicio nuestro.

Unase la yerba buena con la rosa sin olor, y tendrá el ramillete de hoy olor y belleza.

II. La misericordia
La caridad para con los prójimos, o sea el amor de Dios, al difundirse desde nuestros corazones hacia los prójimos, produce en nuestras almas un efecto que le es muy natural, tal es la misericordia; esto es, le dispone a tomar parte y a mirar por propias las necesidades de nuestros prójimos.

El que no tiene un corazón que parte las penas con sus prójimos, mirándolas como cosa suya, no tiene misericordia; esto es, un corazón afectado a la presencia de la miseria y de las necesidades ajenas; y el que no usa de misericordia, no hallará en Dios misericordia.

En el jardín misterioso de la Iglesia, ninguna planta hemos encontrado que más se acomode en sus propiedades y virtudes a la misericordia que la yerba buena o yerba sana.

III. La misericordia en María
María, desde su concepción inmaculada, tomó como propia la causa de todos los hijos de Adán, y movida e impulsada por esta virtud, negoció eficazmente con Dios nuestra salvación. Esa Madre de misericordia toma por suyas las necesidades de sus hijos.

IV. Yerba buena y la rosa de todo el año a María
¿Tienes amor verdadero a Dios y a tus prójimos? Si tienes caridad, la misericordia es una hija suya, y estará contigo: y si hay en ti misericordia, padecerás por todas aquellas causas y motivos por los que sufrió y padeció Jesús y María su santísima Madre. Tendrás pena y compasión de los males morales gravísimos que afligen a nuestra santa madre la Iglesia; y tomando por propias las miserias y necesidades espirituales de las almas, te sacrificarás por ellas.

Presentación a María de este ramillete
Señora, ¿qué puedo yo hacer para el bien de las almas? Yo me ofrezco en sacrificio al pie de la cruz para su salvación. Yo me obligo, yo me comprometo a poner por obra la misericordia de aquel modo y bajo la forma que me sea designada por las leyes de la caridad.

Recibid, Señora, esta mi ofrenda; aceptad este ramo siempre verde; bendecid mis propósitos; alcanzadme las gracias y dones que necesito para conservar esta virtud en mi corazón.

[CORONILLA]

DÍA 5

I. La amapola. – Roella
La amapola excede hasta a la misma rosa en hermosura y en va riedad de colores: tiene, desde el blanco más puro hasta el carmesí más encendido, graduación admirable. Salvaje en los campos y cultivada en los jardines, es para esta estación una de sus bellezas. Pero le falta el olor; mas no importa: las perfecciones están repartidas y divididas entre las diferentes especies que adornan nuestros jardines.

Es semejante y tan semejante a la más bella de todas las rosas, que, puesta a su lado y mezclada en ramillete con ellas, se confunde a la vista y rivaliza en brillantez con ella.

II. La beneficencia y las catorce obras de misericordia
La caridad tiene, además de la misericordia, otra hija, y es la beneficencia. No nos basta la buena voluntad, no nos basta un corazón que compadezca las miserias ajenas; la caridad es obras, y éstas en su terreno son guiadas por la beneficencia.

Las obras de misericordia son catorce: las siete miran las necesidades corporales, y las otras siete las espirituales de nuestros prójimos. Porque la amapola se asemeja a la rosa, y tiene de ella su figura y belleza, la reconocemos como la más propia para significarnos la beneficencia.

No tiene en sí fragancia, pero plántense a su alrededor yerbas aromáticas, y con ella formarán un ramillete perfecto… plántese en medio de las catorce obras de beneficencia figuradas en las yerbas odoríficas, y éstas suplirán lo que a ella falta, y ella lo que a éstas.

III. La beneficencia en María
María hizo con nosotros una obra de misericordia tan grande, que no habrá otra igual. Estábamos perdidos por la culpa original, y nos dio un salvador.

IV. La amapola en manos de María
¿Qué puedes hacer por el bien de tus prójimos?
Si no tienes la caridad, nada, o casi nada; porque sin la caridad, la beneficencia no es virtud perfecta ni puede serlo: es, sí, lo que llamamos filantropía, y ésta de por sí, sin la caridad su reina, no tiene mérito delante de Dios.

Si tienes caridad, si amas lo que Dios ama, si quieres lo que Dios quiere, puedes hacer por el bien de los otros mucho y muchísimo. Has de hacer por los otros todo cuanto esté en tu poder… Ofrécete a María, y ella ya te lo inspirará, y dile:

Presentación de la amapola a María
Señora: Yo me obligo a practicar en bien de mis prójimos todas las obras de misericordia que pueda y que están en mis manos.

Tendré para todos aquellos con quienes me familiarizo, un corazón afable, benigno, dulce, manso, y seré su servidor. Ni con palabras, ni con obras, ni con gestos, ni directa o indirectamente les contristaré, les molestaré ni mortificaré.

Recibid, Señora, estos mis propósitos, y haced que tengan un efecto siempre eficaz.

[CORONILLA]

DÍA 6

I. El lirio
Después de las rosas toda la gran familia de los lirios ocupa en nuestros jardines un lugar muy preferente, y de ella tomamos el que sobresale a todos ellos. Este sube recto hacia el sol, e inclina su cabeza cuando éste pasa. Su color es blanco, cándido y puro, y su fragancia tan fuerte, que el exceso ofende casi a un olfato débil, poco capaz y enfermo
.
II. La fe católica
El lirio es el emblema de la pureza del alma. Entiéndase por pureza, no la castidad, sino la que resulta de la unión del alma con su Dios. El alma es pura tanto más cuanto con mayor intensidad se une con la pureza misma, que es Dios, y fundándose esta unión en fe, esperanza y amor, la fe es el principio de su candidez: Fide purificans corda eorum.

La fe hace subir y eleva el alma hacia Dios: sube rectificada por la contemplación de la verdad eterna, la mira, y en su presencia cubre su rostro e inclina su cabeza.

Dios, ser infinitamente perfecto, infinitamente bello y hermoso, atrae y roba la vista espiritual del alma; y la inmensa fragancia de sus atributos y perfecciones hace sentir al corazón humano la benéfica influencia de su presencia en él.

¿Qué cosa es fe? Cree y lo sabrás. Es una virtud sobrenatural, infusa en el alma por el Espíritu Santo, mediante la que el entendimiento dispuesto, curado, fortificado y corroborado por un don del mismo nombre entendimiento, percibe en sí las verdades eternas, las mira y las contempla, distingue lo verdadero de lo falso, lo bello de lo que es feo, lo revelado de lo que no lo es, y se adhiere firmísimamente y se une con Dios, belleza suma, que se le presenta vestido de toda la grandeza, esplendidez y magnificencia que la dan sus infinitas perfecciones.

¿Quieres saber qué cosa es fe? Ama la verdad eterna, búscala, y hallada, únete con ella, y cuando la tengas, el inestimable y fuerte olor de esta hermosa flor te dirá qué cosa es ella; te lo enseñará práctica y experimentalmente, y entonces entenderás su definición.

¿Que no amas a Dios verdad eterna? La definición que se te dé sobre esta excelentísima virtud será para ti oscura.

III. La fe en María
María tuvo fe en más alto grado que todos los Patriarcas y Profetas: creyó en Dios salvador, y su fe salvó atoda la raza de Adán, proscrita por la culpa.

IV. El lirio en las manos de María
¿Cómo está la fe en tu alma? ¿qué has hecho para formar en ti la verdadera idea de Dios? ¿cómo piensas de Dios? ¿cuándo piensas en Dios? ¿cómo miras a Dios?… ¡Ah! Cuida bien esta flor, tómala y ponla en manos de nuestra mística jardinera que conoce perfectamente su naturaleza, y dile:

Presentación del lirio a María
Madre de todos los creyentes, ayudadme en mi incredulidad. Yo creo todo cuanto cree y manda creer nuestra madre santa la Iglesia. Yo me obligo, yo me comprometo a fomentar y cultivar esta flor con santas meditaciones: yo propongo estudiar y meditar los misterios y las verdades que me propone la Religión. Yo prometo vivir firme en la fe católica, y guardarla pura hasta la muerte.

Recibid, Señora, estos mis propósitos: aceptad esta flor y presentadla a Dios vuestro Hijo, verdad eterna.

[CORONILLA]

DÍA 7

I. La flor del naranjo
En los países del Norte el naranjo es para los jardines una cosa muy rara, se conserva, pero para salvarle allí contra los hielos y fríos se necesita gran precaución, y se mira como uno de los mejores ornamentos. Entre nosotros, esto es, en países cálidos, el naranjo en mayo produce tal cantidad de flores y llena los jardines de perfumes tan aromáticos, que parece nos vuelve al paraíso de donde por la culpa fuimos desterrados. En esta estación un bosque de naranjos echa muy lejos su fragancia, porque da flores en gran escala. Es siempre verde, y de un verde vivo y encendido.

II. La esperanza
La fe, la esperanza y la caridad son en el jardín de la Iglesia plantas las más nobles, las más excelentes y sublimes. Todas nuestras relaciones con Dios se fundan sobre ellas. La fe nos da de Él una idea o noticia pura y adecuada, y nos le representa tal como es Él en sí. La presencia de Dios en nuestra alma por una fe pura produce la esperanza, por que por la fe le miramos Salvador, Redentor, Protector y Bueno.

Es la esperanza una virtud infusa en el alma que la dispone y mueve a esperar de Dios en esta vida los auxilios de la gracia y de los dones del Espíritu Santo, y en la otra, la vida eterna mediante nuestras buenas obras. Corresponde a ella el don de ciencia.

Siendo una de las tres virtudes principales, debe ser representada por una flor que tenga algo de grande y de sublime.

Tal es la del naranjo; es pequeña, pero se nos presenta en los ramos apiñada, y en una abundancia que excede a todas las demás plantas odoríferas. Este árbol siempre hermoso nos recuerda las glorias y las delicias del paraíso que perdimos por la culpa.

III. La esperanza en María
Había más de cuatro mil años que los infiernos estaban abiertos envolviendo entre sus llamas voraces a millares de almas reprobadas por la culpa: los cielos cerrados; los hijos de Adán sujetos al príncipe de las tinieblas que les había vencido; los demonios adorados bajo las monstruosas figuras de las pasiones más feas, el trono de Dios inaccesible. Una joven, devorada por los ardores de la caridad, se propone en su ánimo cambiar la faz del mundo moral; pide la salvación, pide y la espera, espera y la consigue. A la fe, a la esperanza y a la caridad de María debemos nuestra salvación. ¡Gloria a ella!

IV. Un ramo florido de naranjo a María
Revisemos nuestro jardín: estamos en mayo: busquemos el naranjo, veamos si está en flor. ¿Esperas? ¿te salvarás? ¿irás al cielo, entrarás al paraíso separada tu alma del cuerpo? ¿qué respondes? ¿tienes la esperanza? ¿está en ti esta necesaria virtud? Si está en ti, ella responderá y dirá «sí, yo seré salvo porque Dios me salvará: me salvará porque yo allá al fondo de mi alma así lo espero».

¿Qué temes? ¿qué tiemblas? ¿qué dudas? ¿qué vacilas? ¿se está acaso discutiendo de si te salvarás o te perderás? ¿que has perdido tu esperanza? Si así fuese, corre, acógete a María, preséntale esa flor y dile:

Presentación de la flor
Señora: Yo espero salvarme; yo espero que Vos me alcanzaréis los auxilios de la gracia para vivir cristianamente, fío a la bondad de Dios mi salvación.

Yo prometo fidelidad, lealtad y exactitud en la observancia de la ley santa del Señor.

[CORONILLA]

DÍA 8

I. Un ramillete de flores campestres y silvestres
Hay en los campos, en los bosques y entre los peñascos en los montes, infinitas especies de flores, varias en colores y formas que, sin cuidado del hombre, nacen, crecen, explotan, se multiplican; y son la belleza, la hermosura, el ornato y el vestido de los prados, de los montes y de las campiñas. No hay una sola especie de éstas, por más pisada que sea de los animales, que no tenga un dote, una cualidad especial, además de las que son comunes a toda la raza vegetal.

II. Virtudes naturales
Hay virtudes que recibimos de Dios como autor de la naturaleza: son dadas, y crecen en nosotros sin gran cuidado nuestro, porque por un don natural tenemos a ellas tendencia, inclinación, voluntad y amor. Y éstas unas son intelectuales y otras morales. Sin la caridad no son virtudes perfectas, lo son según el orden natural.

No obstante, transportadas a un terreno cultivado, y formadas bajo la impresión de la caridad, reciben con la cultura un nuevo brillo.

No pueden ser mejor significadas estas virtudes que por las flores campestres. Un ramillete de éstas, compuesto y entretejido por la mano de una hábil jardinera, rivaliza en belleza y perfumes con los que se forman de las cultivadas en los jardines.

No porque las tengamos sin trabajo y cuidado nuestro son menos dignas de aprecio que las que adquirimos con grandes penalidades nuestras. Una virtud que cuesta a uno muchas lágrimas, a otro se le ha dado de balde.

III. Virtudes naturales dadas a María
Dios, como autor del orden natural, comunicó a la que estaba destinada para ser su Madre todas la virtudes naturales en el más alto grado de perfección de que era capaz un alma racional: sabiduría, ciencia, prudencia, habilidad en el arte de su respectiva condición. Prudencia, justicia, fortaleza, templanza, con todas las virtudes adjuntas a éstas.

Estas virtudes, dadas con gran perfección, recibieron con el cuidado, práctica y ejercicio, dirigidas por la caridad, un grado muy sublime de excelencia.

IV. Flores campestres a María
¿Qué tienes de bueno que no lo hayas recibido de Dios? Esa misma virtud que a ti nada te cuesta, y que a otros falta, cuídala bien, y seas por esto agradecido a quien te la dio.

La virtud que nació contigo, y que ha crecido entre las peñas de mil vicios sin cuidado tuyo, no la desprecies; cultívala, trasplántala al borde de las aguas de la gracia, elévala a un fin sobrenatural, y verás qué nuevo aspecto toma.

Presentación de flores campestres
Señora: Pongo hoy en vuestras manos todas las virtudes, todos los dones, todas las dotes que he recibido de Dios; y me comprometo a cuidar, cultivar y conservar estas flores. Recibidlas, y presentadlas a vuestro Hijo.

[CORONILLA]

DÍA 9

I. El tornasol
El tornasol sube recto hacia el cielo, se eleva sobre las demás flores, y en magnitud las excede a todas. Su figura se asemeja a la del sol: forma un círculo perfecto, y envía fuera de él sus hojas amarillas semejantes a los rayos de este rey de los astros.

Si tuviera perfumes y fragancia, disputara a la rosa el cetro y la corona, por este defecto está privado de esta gloria.

Mientras puede, durante su infancia, juventud y virilidad, mientras puede doblarse y moverse, va siguiendo al sol en su curso de oriente a mediodía, de mediodía a poniente y mientras el sol corre escondido, él vuelve, durante la noche, de poniente a levante y allí le espera, y cuando amanece sobre el horizonte, inclina hacia él la cabeza y le sigue. Viejo ya, no pudiendo menearse, se queda inmóvil y tullido mirando a mediodía.

II. La prudencia
Todas las virtudes morales han nombrado una reina que las gobierne, y la elección ha recaído en la prudencia. Pero como ésta reconoce por superiora suya a la caridad, ha tomado el título de virreina de todas las virtudes morales.

El tornasol es un emblema muy expresivo de esta virtud. Esta planta, que se eleva sobre las demás en nuestros jardines, mira siempre al Sol de justicia y le sigue doquiera que vaya; se inclina a su presencia, toma de él sus luces y consejos y gobierna en la familia vegetal según un dictamen que es siempre recto. Recta ratio agibilium.

No tiene olor, pero siémbrense a su alrededor sus corifeos, que son ocho yerbas aromáticas de diferente especie, y suplirán con sus perfumes lo que falta a su principal, y todas juntas compondrán un ramillete perfecto.

Corresponde a la prudencia el don de consejo.

III. La prudencia en María
María conoció desde su inmaculada concepción sus destinos a proporción que le fueron revelados. Se propuso un fin, y este fin no fue otro que el de la salvación de la raza humana, corrompida y perdida por el pecado. A esta tan alta y sublime misión ordenó toda su vida, todas sus acciones y todos sus movimientos, y consiguió su propósito dándonos un Salvador. La ordenación de toda su vida a la salvación del mundo, fue obra de la prudencia.

IV. El tornasol en manos de María
¿Está en tu jardín el tornasol? En todas tus acciones, en todos tus negocios y empresas, ¿miras y consultas a Dios, a la recta razón, al dictamen de tu conciencia? ¿ha y orden en tu modo de vivir? ¿vives a tu gusto, haces lo que te place, obras según tus caprichos? Si así es, no hay en ti la prudencia. Fija tu vista hacia el fin de tu creación, y dirige según él y hacia él toda tu vida, y serás prudente. Si no tienes prudencia, vives en desorden, y eres un jardín arruinado .Busquemos esta flor y pongámosla en las manos de María, y para sembrarla le dirás…

Presentación de la flor
Señora: Yo desde hoy me comprometo, yo propongo y me resuelvo a vivir en adelante según Dios, según el dictamen recto de mi conciencia y según razón. Fuera caprichos, juicio propio y pasiones malas: ordenaré mis acciones y mi vida según los eternos designios de Dios: así lo tengo resuelto practicar. Recibid, Señora, esta flor; a vuestra maternal solicitud confío su cultivo.

[CORONILLA]

DÍA 10

I. La azucena y la gran familia de los lirios
La azucena, cardinal y jefe de todos los lirios, es una cabeza enterrada: produce una varita recta; saca su capullo y, al reventar, llena el jardín de una fragancia muy delicada y exquisita. Con ella forman familia varias especies de lirios de diferentes colores y perfumes.

II. La justicia
Esta excelente virtud cardinal es figurada por todas las especies de flores que tienen cabeza, o puño y vara. Dar a cada uno lo que es debido, esto es justicia.

Tiene por compañeras la religión, la oración, la piedad, la observancia, la obediencia, la gratitud, la veracidad, la liberalidad, y como partes esenciales, la justicia conmutativa y distributiva .

III. La justicia en María
María, desde su concepción inmaculada, en cumplimiento de sus altos destinos, se propuso en su ánimo la salvación del género humano. Pa ra pagar las deudas contra ídas por la culpa con la justicia de Dios, este tri bunal recto le pidió una prenda de valor infinito: la buscó, la encontró, la presentó, y fue aceptada: la víctima fue inmolada sobre la cruz, y con el cuerpo y sangre de su amado Hijo, pagó por nosotros todas nuestras deudas, y la Justicia divina quedó satisfecha. Tuvo, por este heroísmo de amor, la justicia en el alto grado de perfección que requería y reclamaba nuestra salvación .

IV. La azucena a María
¿Debes algo? ¿debes a Dios? ¿qué le debes? cultos, amor, respeto, obediencia, gratitud y castigos severos merecidos por tus culpas.

¿Quieres pagar lo que debes a Dios? Di de veras que sí: porque si no le pagas en éste, tendrás que darlo en el otro mundo. La justicia de Dios es recta, es inflexible. ¿Quieres pagar en este mundo lo que debes a Dios? Pues bien, págaselo; dale amor, y ahora preséntale por manos de María tus resoluciones y propósitos y le dirás:

Presentación de la flor
Señora: Yo os ofrezco y os presento hoy la azucena y varias especies de lirios como emblema de la justicia y sus compañeras. Yo, postrado ante vuestro trono, os prometo y me obligo a dar a Dios lo que la Religión me prescribe, a mí mismo y a mis prójimos lo que la ley ordena, y a Vos lo que me pedís y os debo, que es amor, culto y gratitud. Aceptad esta mi ofrenda; recibid, Señora, esta mi flor como signo de mi rectitud y de la justicia.

[CORONILLA]

DÍA 11

I.Las francesillas
Las francesillas si bien no son plantas aromáticas, pero tienen gran estima y ocupan un lugar preferente en todos los jardines bien ordenados. A excepción del perfume, reúne muchas cualidades propias de una flor en grado muy alto: belleza y variedad en los colores, pequeña, pero muy apiñada en sus hojas.

II. La religión
La francesilla tiene un bollo de pequeñas raíces, y por aquí se alimenta; sube encapullada sobre un palito recto y en esto nos dice que pertenece a la familia de la justicia. Sube recta, y forzada por el peso de sus hojas, se inclina hacia el Sol de justicia. Sube recta hacia Dios y da a Dios el tributo de honor, de gloria, de amor, de obediencia y sumisión que le es debido.

Religión es una virtud por la que el hombre da al verdadero Dios el culto que le es debido… La devoción, la oración, las preces y súplicas, el canto de himnos y salmos, el sacrificio, las ofrendas y oblaciones, los juramentos, votos y promesas, nuestras funciones religiosas, la erección de templos y altares, todo esto pertenece a esta virtud: es religioso el que la tiene.

III. La religión en María
María pagó a la justicia divina el tributo de amor, de adoración, de obediencia, que le debía; pagó no sólo por ella, sino por todos los hombres. Al pie de la cruz ofreció en sacrificio voluntario a su Hijo y a sí misma.

IV. Las francesillas a María
¿Debes a Dios alguna cosa? ¡Ay! mucho y muchísimo. Le debes primeramente amor, le debes honor, le debes acción de gracias, le debes obediencia, respeto, oración, alabanzas y súplicas… se lo pagas, ¿y se lo pagas bien? Medítalo… ¿Das a Dios aquel homenaje de obsequios que le es debido? Examina bien tu conciencia: da un paseo por el jardín de tu alma, y mira cómo están las francesillas, mira cómo pagas a Dios estos tributos.

De entre medio de una planta que parece una yerba despreciable sube sobre un palillo un botón, y revienta la flor. No basta tengas escondidos allá en los adentros tus buenos sentimientos religiosos: vean tus obras buenas, y glorificarán los prójimos a tu Padre que está en los cielos: has de dar de ellos un testimonio público; así te lo pide la religión.

Toma tus francesillas y porque no tienen olor, pon en medio de ellas a la reina de las flores, la rosa, y ponla en las manos de nuestra jardinera María, y le dirás:

Presentación de la flor
Señora: Recibid estas mis flores; aceptad estos mis propósitos. Yo me obligo a dar un público, sincero, inequívoco y fiel testimonio de amor, de respeto, de obediencia, de gratitud, de adoración a mi Dios en los tiempos y en todas las circunstancias que la religión me lo prescribe.

Recibid, hortelana mía, recibid estas mis resoluciones; a vuestro cuidado fío las francesillas.

[CORONILLA]

DÍA 12

I. Los pensamientos
Es una planta pequeña que embellece nuestros jardines. De entre sus hojas sale uno y más hilos guiados por sus botoncitos; revientan éstos y ofrecen a nuestra vista flores pequeñas, pero muy finas y singulares en su forma y color.

No tienen olor, pero no todas las perfecciones han de estar reunidas en una flor: únanse a la rosa y francesillas y otras compañeras suyas, y juntas formarán un hermoso compuesto.

II. La oración
Elevar a Dios nuestros pensamientos, esto es oración. Nuestra alma ha sido criada para contemplar, ver y mirar a Dios. Lo criado, lo visible y lo material ha sido puesto a nuestra vista para elevar nuestros pensamientos a Dios criador, a Dios invisible, a Dios inmaterial. Sin oración el hombre se envilece, se degrada, se materializa, y se hace peor que los jumentos.

De las veinticuatro horas ¿no tenemos una destinada a ordenar los pensamientos y dirigir una mirada a Dios, a Dios que nos mira, a Dios que no nos olvida, a Dios que desde allá en su eternidad piensa en nosotros? ¡Ah! y las veinticuatro horas enteras ¿se han de emplear en los negocios de la tierra, de la carne y de la sangre? ¿no es justo, no es racional el que consagremos una a pensar y mirar a Dios? ¡Qué digo yo! ¿una hora? ¿una hora y nada más? ¿qué impide el que comamos, trabajemos y obremos teniendo a Dios presente? Nada más que nuestro sensualismo.

III. Los pensamientos en María
Un solo pensamiento ocupó de lleno a María en toda su vida, o, mejor diré, todos tendían, todos vinieron a parar a un solo objeto, y fue: el hombre está perdido por la culpa; se ha de salvar: Dios Salvador, Dios Redentor.

IV. Los pensamientos en las manos de María
¿En qué piensas? En lo que amas. Donde está el amor, está el corazón, y donde está el corazón, está la cabeza no muy lejos y los pensamientos. ¿Piensas en Dios? ¿piensas bien en Dios? ¿tienes en Dios pensamientos puros? ¿tienes de Dios aquella idea alta, sublime, grandiosa, que corresponde a la realidad? Examínalo bien. Vengamos a nuestro jardín: ¿cómo van nuestros pensamientos? Están en flor… Recógelos todos, átalos, lígalos a la fe y al amor de Dios, y preséntalos así recogidos a nuestra Señora, y dile:

Presentación de la flor
Madre: Mis pensamientos están ahora recogidos en vuestras manos: presentadlos a Dios. Yo me obligo y comprometo hoy con la presentación de este mi ramillete a vivir en adelante recogido en Dios, a marchar en su presencia, a no olvidarle, a contemplar sus grandezas… Yo me obligo a orar sin cesar como me manda el Evangelio. Ofreced mis votos a vuestro Hijo: cuidad, oh bella y amable jardinera, cuidad de mis pensamientos, ordenadlos; a vuestra fidelidad los fío.

[CORONILLA]

DÍA 13

I. El jazmín
El jazmín sirve en nuestros jardines para vestir arcos, gaviones y casillas de campaña. Es en el ve rano una g a rantía para los ardores del sol. No sabe tenerse en pie y necesita quien le tienda su mano y le dirija, y si no, cae en tierra y se enreda entre las demás flores. Su flor pequeñita es de una fragancia muy fuerte y envía muy lejos sus perfumes.

II. La piedad
2. Por esta virtud damos a nuestros padres el amor, el honor y el respeto que les es debido. Demos a nuestros padres gratitud, socorros y auxilios, amor y honor: es un tributo que se les debe de justicia.

Un hijo fiel es para sus padres un hermoso y fresco jazmín, que les hace sombra en su vejez con la espesura de sus brazos y hojas; viste en el verano su tienda de campo, y mientras reposan allí de las penalidades y trabajos de su larga carrera, les conforta la exquisita fragancia que exhala de entre sus ramilletes de flores.

III. La piedad en María
¡Con qué ternura, fidelidad y exactitud volvería María, cuando niña, a Ana y a Joaquín sus padres, a los sacerdotes y superiores en el templo; a José, cuando casada, amor por amor, respeto por respeto, honor por honor, favor por favor, servicio por servicio! ¡Con qué fidelidad les pagaría un tributo que sabía les debía de justicia!

IV. El jazmín a María
Debes amor, gratitud, honor no sólo a Dios, sino a tus padres, a tus maestros, y a todos tus superiores. ¿Has pagado este tributo?… ¿Lo pagas ahora? Examínalo bien, porque si dejas deudas, no entrarás en el cielo hasta que las hayas pagado todas.

Ve cómo está el jazmín en tu corazón: ¿está en flor? Estamos en mayo… Recoge sus flores, y porque pertenece a la justicia, únelas al lirio y a la rosa, y al ofrecer a María tu ramillete le dirás:

Presentación de la flor
Señora mía: Ahí va el jazmín de mi piedad, de mi amor, de gratitud para con mis padres. Yo me obligo hoy a amarles, a respetarles, a servirles, a auxiliarles en sus necesidades espirituales y materiales. Recibid, mi amada jardinera, estas flores cogidas de mi jazmín, que pongo desde ahora bajo vuestra dirección y encargo.

[CORONILLA]

DÍA 14

I. La mayorana. – Moradux
Tenemos para este día una yerba que va entre pies. Se planta por los senderos de los jardines, y aunque sea a la vista despreciable, pero su olor es muy fino y fuerte, y si la pisan y la aplastan, es precisamente entonces que da su gran fragancia. No tiene la belleza de la rosa, pero su reina la toma a su lado por camarera para formar con ella coro, corte y ramillete.

II. La obediencia
El que obedece está a los pies del que manda, recibe de él la presión, y cuanto más duro es el precepto, la mayorana despide y manifiesta más la fragancia de su fidelidad, de su humildad y de su sumisión.

El que obedece, está como la mayorana a los pies y entre pies del que en nombre de Dios manda; y arrodillándose para recibir el precepto, la orden y la ley, manifiesta el respeto que tiene a la autoridad de quien lo recibe.

La obediencia es un tributo de sumisión que damos a los respectivos superiores, y es una virtud mediante la que nos rendimos y sujetamos a todos nuestros superiores, a cada uno dentro del círculo de su respectiva jurisdicción.

III. La obediencia de María
María obedeció como hija fiel y leal a santa Ana y a san Joaquín, a los sacerdotes y maestros en el templo, a José en su casa, a Jesús como Dios, como Pontífice de los pontífices y Rey de los reyes: obedeció a ciegas, humilde, dócil, afectuosa, de buena voluntad y de buen corazón, como si fuese la más baja de todas las criaturas. Obedeció al Angel y a Dios en todo cuanto se le mandó, y obedeció a Dios que mandó como a Abrahán sacrificar a su Hijo amado, y porque obedeció, fue digna de ser exaltada.

IV. La mayorana en manos de María
Hagamos examen de nuestra obediencia. ¿Obedeces a Dios? ¿oyes y sigues sus inspiraciones? ¿obedeces a la Iglesia y a sus pastores? ¿obedeces a tus confesores? ¿obedeces a todos aquellos a quienes Dios ha puesto sobre ti para gobernarte? Si obedeces ¿cómo? ¿voluntariamente y de buen grado y con gozo, sea el precepto duro o ligero, sea fácil o penoso? ¿te dejas pisar como la mayorana? Cuando un superior te reprende ¿das perfumes de humildad, o bien te conviertes en un espinal erizado por tu soberbia? ¿obedeces bien? Piénsalo, medítalo, y mira que, si no te sujetas, si no te rindes, si no obedeces, serás como rebelde lanzado con los ángeles soberbios al infierno. Resuélvete a obedecer y a obedecer bien; toma la mayorana, adorna con ella la rosa, y, presentando a María tu obediencia, dile:

Presentación de la mayorana a María
Señora: Pongo mi mayorana en vuestras manos. Yo me comprometo a obedecer humilde, dócil, con amor, voluntariamente, sin murmuración ni quejas, con prontitud y fidelidad a Dios y a cuantos representan su autoridad. Jardinera mía, a vuestra habilidad y a vuestra maternal solicitud fío mi mayorana: cuidadla bien.

[CORONILLA]

DÍA 15

I. El jacinto
El jacinto, el junquillo, las varas de san José, todo esto forma una misma familia; pertenece a los lirios. Por la noche y las mañanas dan un olor muy fino y fuerte. Tiene cabeza y varita como la justicia.

II. La gratitud
Debemos a todos nuestros benefactores gratitud. Esta virtud es una buena disposición de ánimo que nos mueve a dar muestras de agrado y de reconocimiento a todos aquellos de quienes recibimos un favor.

Debemos gratitud a Dios, a su santísima Madre, a nuestros padres, a nuestros maestros y a todos los demás que nos favorecen en lo espiritual y material.

III. La gratitud en María
En varias circunstancias dio María gracias a Dios en nombre nuestro de un modo muy especial y eficaz: sintió en sus entrañas purísimas a Dios Redentor, y vio en la encarnación el mundo redimido; cuando le vio nacido, y cuando al pie de la cruz vio acabada la obra de la redención; y en nombre propio por su inmaculada concepción y por su elección por Madre de Dios.

Fue agradecida a sus padres, a sus maestros y sacerdotes en el templo, y a san José mientras vivió con él.

IV. La flor a María
¿Piensas en los beneficios que estás continuamente recibiendo de Dios? ¿los conoces? ¿los meditas? Te ha criado, te ha redimido, te ofrece su amor, su gracia y los dones del Espíritu Santo, te promete la gloria, te da la vida, la respiración y el movimiento y cuanto tienes de bueno.

Por estos favores ¿qué le dices? ¿le bendices, le das gracias y te le presentas agradecido? Si con Dios eres ingrato, un ingrato merece se le retiren los favores. Mira bien cómo está en tu alma esta virtud, plántala, trasplántala, riégala, cultívala, y al cogerla y presentarla a María le dirás:

Presentación de la flor
Reina de los cielos: Yo os ofrezco el jacinto: recibid la flor que me pedís. Yo propongo, yo me obligo, yo me resuelvo a ser agradecido a Dios y a Vos; a Dios, por los beneficios de la creación, de la redención y de la vocación y demás que recibo cada día; y a Vos, por haberos dignado tomarme por hijo vuestro. Aceptad estos mis propósitos, y haced que sean eficaces.

[CORONILLA]

DÍA 16

I. Boca de lobo y némoras, y…
Estas flores no tienen olor, pero embellecen el jardín, y juntas a las odoríferas, suplen lo que a éstas falta, y por lo mismo que no reúnen en sí todas las perfecciones de una flor, no sirven más que para adorno en nuestros ramilletes y jardines.

II. La veracidad, la amistad o afabilidad y la liberalidad
La veracidad es una virtud que consiste en presentarse delante de los hombres en dichos y hechos tal como uno es en sí. Se le opone la mentira y la hipocresía.

La afabilidad es una virtud por la que el hombre se conduce de un modo digno y decoroso con los demás en su trato y comunicación.

La amistad es otra virtud de la justicia, por la que un amigo guarda para con el otro los secretos y las confidencias, lealtad y fidelidad.

La liberalidad es una cualidad buena que mueve a guardar un justo medio entre la disipación de los bienes y su retención y acumulación.

III. Estas virtudes en María
1ª. Fue veraz, simple, sin ficción ni hipocresía: dijo siempre verdad, no dijo jamás mentira, ni negó la verdad.
2ª. Fue dulce, tratable, amabilísima, afable, fiel, leal, y en las comunicaciones con sus vecinos guardó siempre decoro y dignidad.

IV. Presentación a María de estas flores
Todas las virtudes son necesarias y se han de practicar cuando llegue la ocasión. ¿Eres veraz? En el trato con los demás hombres ¿eres blando, dulce y afable? o bien ¿eres feroz, bárbaro, cruel, de mala gracia, iracundo, embustero, hipócrita, infiel, traidor? ¿guardas con los amigos fidelidad? o bien ¿abusas de sus secretas confidencias? En la administración de los bienes de fortuna ¿eres avaro o pródigo? Piénsalo bien, medítalo bien.

María te pide hoy estas flores; cógelas, y al entregarlas dile:

Presentación de las flores
Recibid, Señora, estas flores como una muestra de mi veracidad, de mi afabilidad y de mi liberalidad. Yo os prometo ser en adelante veraz, afable, tratable y liberal.

Aceptad, Señora, estos mis votos, y haced que se cumplan en mí y por mí.

[CORONILLA]

DÍA 17

I. Los claveles
Después de las rosas y lirios síguense entre las flores aromáticas los claveles. Son plantas muy comunes, fáciles en su cultivo, florecen en todas las estaciones del año; varias en sus colores, y abundan en sus productos. Su olor es de un gusto muy delicado.

II. La fortaleza
La fortaleza es la tercera entre las virtudes cardinales. Tiene a su servicio la magnanimidad y la magnificencia,
la paciencia y la perseverancia.

Tiene en las batallas dos actos, que son: acometer y sostener hasta la muerte el terreno conquistado. Adelanta y no retrocede, hace guerra ofensiva y defensiva.

Propuesto el bien que se ha de practicar, los medios y modos por la prudencia; en el ejercicio, en el acto, en la práctica, la fortaleza le sostiene firme, inmóvil, invariable y constante hasta el fin, hasta la muerte.

La clavelina, una vez puesta en el jardín, se sostiene contra la intemperie de los tiempos y en medio de todas sus vicisitudes da claveles en todas las estaciones del año.

Pertenece a esta virtud y a sus dependientes el don de fortaleza.

III. La fortaleza en María
María dio pruebas de su fortaleza en todo el curso de su vida, pero especialmente en la pasión de su Hijo.

IV. Examina
Entra en el jardín de tu alma, y ve si están floridas las clavelinas. Examina tu corazón. Propuesto el bien, resuelto a practicar tal o cual otra virtud, en la ejecución ¿eres firme, leal, constante? Venida por causa de tu virtud la persecución y la contradicción ¿qué haces? ¿desfalleces? ¿retrocedes? Revístete de valor, de fuerza y de ánimo; acomete con resolución cuantos actos te proponga y mande ejecutar tu prudencia en orden a la vida; ordena a Dios tu vida, y, planteado el orden, sosténle, y lucha con los obstáculos hasta vencerlos: coge tu flor, y al ofrecer a tu Reina tus propósitos, le dirás:

Presentación del clavel a María
Señora: Ahí está la flor de este día: es un clavel en ramillete. Os lo presento como símbolo de un propósito que he concebido, y es el de poner orden a mi vida, un orden a mis acciones, aquel orden que me dicta la conciencia, y el de mantenerle en medio de las vicisitudes y contratiempos de este mundo, y perseverar en él hasta la muerte. Seré fuerte con la fuerza que espero recibir de Dios por vuestra mediación. Aceptad esta flor.

[CORONILLA]

DÍA 18

I. Claveles en ramillete
1. Entre las varias especies de clavelinas hay una que
florece todas las estaciones del año, saca sus varitas rectas,
produce sus tallos con una piña de botoncitos, y éstos, cuando revientan, forman un ramillete. Si bien no son tan grandes
como otros de su especie, pero tienen el don de abrirse
muchos a la vez en una misma piña: su olor es especial.

II. La magnanimidad y la magnificencia
2. Ordenada la vida según Dios y en Dios, y sentado el
orden, se ha de preparar el ánimo para dos actos, el uno es
ejecutar lo que la ley manda, Dios inspira y la conciencia
dicta, y el otro sostener con constancia y firmeza y con ánimo
invicto, el orden puesto a nuestra vida en medio de las bata

llas, contradicciones y oposiciones que encuentra de todos
lados la virtud; y estos actos pertenecen a la magnanimidad.
Es una virtud que nos da un corazón
g
rande, infractible
,
capaz de emprender cuanto Dios le ordene. El decaimiento
de ánimo, un abatimiento de fuerzas morales o la pusilanimi

dad, mata el alma.
Si las empresas que Dios ordena traen consigo gastos de
mucha consideración, en su ejecución necesitamos otra vir

tud compañera de la magnanimidad, y es la magnificencia.
III. Estas virtudes en María
3. María fue magnánima en toda su vida. Nos vio perdi

dos a todos, propuso en su ánimo salvarnos; perse
veró en su
propósito y lo consiguió. En la muerte de su Hijo stabat mater
recibió en su corazón los golpes terribles que caían sobre su
Hijo; la lanza traspasó su alma y no se intimidó, ni se aco

bardó, ni desfalleció.
IV. Cla
veles a María en ramillete
4. Después que has prometido y resuelto y propuesto
practicar la virtud,
venida la ocasión, en tiempo de pruebas
,
de tentación y de contradicción, ¿cómo te portas? ¿decae tu
ánimo? ¿te desalientas? ¿desmayas y desfalleces?
Tu corazón ¿se mantiene siempre abierto, siempre grande, invicto,
firme, invulnerable? Medítalo bien, y guárdate de la pusilani

midad y del apocamiento espiritual: coge esta magnanimidad
y al dar a María tu flor, dile:

Presentación de la flor
ORACIÓN
. Magnánima Judit: Recibid la flor de hoy, es el cla

vel ramillete, emblema de mi magnanimidad. Yo os prometo, yo propongo guardar entero, sincero nunca abatido, decaí

do ni pusilánime mi ánimo en tiempo de prueba y de tenta

ción. Unid mi ánimo al vuestro, y será siempre magnánimo.
A vuestro cuidado y solicitud maternal fío mi cla
velina.

[CORONILLA]

DÍA 19

I. Malva-rosa y de olor, y la pasionaria
1. La pasionaria es una flor que se abre en ma
y
o, y nos
descubre la figura de una corona de espinas, cinco llagas,
y
tres clavos sobre una estrella de diez
r
a
yos y la hoja tiene el
número siete; pero de por sí no puede
formar ramillete por

que le falta olor. La juntaremos con la malva-rosa, y la de olor
con sus especies
.
II. La paciencia
2. Puesto el hombre en marcha por el camino de la vir

tud, ha de sostenerse en medio de las pruebas, tribulaciones
y contradicciones, firme, fuerte, leal, in
variable. Sostener
,
aguantar, soportar y sufrir las penas y persecuciones que por
causa de la virtud nos vienen, es cosa de la paciencia.
La pasión
nuestra, sufrida por Dios, es una flor
.
La malva-rosa es otra flor: su hoja es muy dulce
y
sua
v
e… la pena se convierte en consuelo y es sua
ve la carga
cuando se lle
va por Dios
.
La malva, en
varias de sus especies, despide una fragancia muy delicada, fina y suave cuando se aplasta, se
comprime y se aprieta. Así es la virtud de la paciencia; si la
pena, la tribulación y la persecución la toca, la muele y la pisa, es precisamente en la presión que llena el jardín de un
perfume muy aromático y de gusto muy suave.
III. La pasión, o paciencia de María
3. María en su pasión nos presentó una hermosa flor:
tres clavos, cinco llagas, una corona de espinas son los adornos de ésta y, en su pena y en la opresión y presión de su
corazón, llenó al mundo todo de fragancia suavísima, procedente de una paciencia a toda prueba.
IV. La pasionaria y la malva a María
4 . Venida la tri bulación y la persecución, ¿la recibes con
ánimo igual, inva ri a bl e, inmu t a ble y firme?; cuando te tocan,
cuando te pisan, cuando te comprimen ¿prorrumpes en quejas y en mu rmu raciones? ¿o bien, despides el olor suave y
dulce de la paciencia? ¿llaga la prueba? ¿te abres y ofreces
en flor, clavo s, llagas y coronas? ¿o bien te erizas como el
espinal? Piénsalo bien, medítalo bien; y coge la pasionaria y
la malva-rosa y, al ponerla en manos de María, le dirás:
Presentación de la flor
ORACIÓN. Señora: Os ofrezco la pasionaria como señal de
mi resignación en sufrir. Yo me obligo y comprometo a tomar
voluntariamente, de buen grado y gusto las penas, las con –
tradicciones y las tribulaciones. Presentad mi pasión a vues –
tro Hijo y cuidad de mi pasionaria.

[CORONILLA]

DÍA 20

I. Clavel color blanco salpicado carmesí y la zamba
La zamba es una yerba cultivada en todos los jardines como odorífera y muy aromática. No tiene flor, pero unida a la familia de los claveles, los adorna, y éstos la embellecen a ella.

II. La perseverancia
Si las penas y contradicción, que por causa de Dios y de la virtud nos vienen, son de larga duración; si continúan hasta la muerte, para perseverar en la presión de las pruebas hasta morir, necesitamos otra especial virtud perteneciente a la fortaleza y se llama perseverancia.

El martirio es su acto principal y el más noble y heroico, y es sufrir con firmeza hasta dar la vida por Dios.

Hay claveles que se presentan de color blanco, salpicados de sangre; éstos son los más propios para simbolizar esta virtud; pero como en la presión y en la tribulación se hacen actos de ella, necesitamos otra yerba que dé sus perfumes cuando la pisen y compriman: tal es la zamba (toronjina); y por esto forma con claveles un hermoso y fragante ramillete.

III. La perseverancia en María
Desde su inmaculada concepción hasta la encarnación sufrió porque nos veía sin redención. Bajado a su seno puro y virginal el Redentor, sufrió la persecución por causa de su Hijo. Muerto Jesús, sufrió la persecución que vino sobre la Iglesia, recién nacida, y sufrió con igualdad de alma hasta la muerte y sufrió por nosotros un martirio espiritual que duró toda su vida, y le sostuvo con un ánimo siempre grande, varonil y heroico.

IV. Examina bien tu conciencia
Una pena prolongada muchos años y durante la vida entera del hombre, pone en último apuro y apura su paciencia; prueba su constancia, su firmeza y su valor.

Examina bien tu conciencia, y ve qué haces, y cómo te portas en la prolongación de una tribulación venida por causa de la virtud. ¿Vuelves atrás? ¿aflojas? ¿reniegas del bien principiado? ¡Ah! no busques esta flor sino en un jardín bien cuidado y cultivado. Venida la tribulación, y prolongándose ésta, ¿eres constante y lo fueras hasta morir? Medítalo bien y si no estás en esta buena disposición, te falta esta virtud; búscala, prepárate con tiempo y al presentar tu flor dirás a tu Reina:

Presentación de la flor
Señora: Ahí tenéis mi ramillete como señal de mi firmeza y constancia en sufrir y sufrir hasta dar la vida por Vos. Mi vida os pertenece y mi sangre; os la ofrezco. Yo os prometo perseverar firme en vuestro servicio hasta la hora de mi muerte. Aceptad mi ofrenda.

[CORONILLA]

LA CORONILLA DE LAS DOCE ESTRELLAS

V/. Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
R/. Alabémosle y ensalcémosle por todos los siglos.
V/. Porque puso los ojos en la humildad de la Virgen María.
R/. Y cual omnipotente obró en ella grandes maravillas.
V/. Bendíganla por esto todas las naciones.
R/. Y a Dios su salvador entonemos canciones.

Os bendecimos, alabamos y damos gracias, oh Señor Dios Padre, porque, haciendo uso de vuestro infinito poder, tanto ensalzasteis a vuestra amable Hija la humildísima Virgen María.

Padre nuestro…
Dios te salve, María, primogénita de Dios, llena eres de gracia…
Dios te salve, María, gloria de la tierra, llena eres de gracia…
Dios te salve, María, señora del mundo, llena eres de gracia…
Dios te salve, María, reina de los cielos, llena eres de gracia…
Gloria al Padre, al Hijo…

Os bendecimos, alabamos y damos gracias, oh Señor Dios Hijo, porque, haciendo uso de vuestro infinito saber, tanto adornasteis a vuestra amada Madre la purísima Virgen María.

Padre nuestro…
Dios te salve, María, bella como la aurora, llena eres de gracia…
Dios te salve, María, clara como el lucero, llena eres de gracia…
Dios te salve, María, hermosa como la luna, llena eres de gracia…
Dios te salve, María, escogida como el sol, llena eres de gracia…
Gloria al Padre, al Hijo…

Os bendecimos, alabamos y damos gracias, oh Señor Dios Espíritu Santo, porque, haciendo uso de vuestro infinito amor, tanto agraciasteis a vuestra amante Esposa la santísima Virgen María.

Padre nuestro…
Dios te salve, María, sola inmaculada, llena eres de gracia…
Dios te salve, María, sola predilecta, llena eres de gracia…
Dios te salve, María, sola perfecta, llena eres de gracia…
Dios te salve, María, sola virgen madre, llena eres de gracia…
Gloria al Padre, al Hijo…

V/. Ruega por nosotros, santa Madre de Dios.
R/. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

ORACIÓN
Omnipotente y sempiterno Dios, que, por obra del Espíritu Santo, preparasteis el cuerpo y el alma de la gloriosa siempre virgen María para que llegase a ser madre y digna habitación, de vuestro Hijo, concedednos que por intercesión de la misma, con cuya memoria nos gozamos, seamos libres de los inminentes males, y no caigamos en la muerte eterna. Por el mismo Jesucristo Señor nuestro. Amén.